William Wyler: El Artesano del Cine Clásico de Hollywood
William Wyler (1 de julio de 1902 – 27 de julio de 1981) fue uno de los directores más influyentes, respetados y versátiles de la historia del cine. Nacido en Mulhouse, Alsacia-Lorena (entonces parte del Imperio Alemán, hoy Francia), Wyler dejó una huella indeleble en Hollywood gracias a su perfeccionismo, maestría visual y dirección de actores, siendo el cineasta más nominado en la historia de los Premios Óscar.
Primeros años y llegada a Hollywood
Hijo de una familia suiza-judía, Wyler emigró a Estados Unidos a los 18 años gracias a su primo Carl Laemmle, fundador de Universal Pictures. Comenzó trabajando en el departamento de publicidad y ascendió rápidamente en la jerarquía del estudio. A mediados de los años 20 ya dirigía westerns de bajo presupuesto, conocidos como «oaters».
Pero no fue sino hasta finales de la década que empezó a destacar con dramas y melodramas sofisticados, mostrando una sensibilidad narrativa y visual muy por encima de lo habitual.
La consolidación en los años 30
Durante los años 30, Wyler se consolidó como uno de los directores más importantes del sistema de estudios. Su primera colaboración con la actriz Bette Davis en Jezabel (1938) le valió a ella un Óscar y a él su primera nominación como Mejor Director. Su estilo se caracterizaba por el uso del plano profundo (deep focus) y una meticulosa dirección de actores.
Películas destacadas de esta época:
- Dodsworth (1936)
- Jezabel (1938)
- Cumbres Borrascosas (Wuthering Heights, 1939) – Nominado al Óscar
- La Carta (The Letter, 1940)
- La loba (The Little Foxes, 1941)

La Segunda Guerra Mundial y el compromiso con la realidad
Wyler interrumpió su carrera comercial para colaborar con el gobierno estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Dirigió varios documentales bélicos, entre ellos:
- The Memphis Belle: A Story of a Flying Fortress (1944)
- Thunderbolt (1947, codirigido con John Sturges)
Durante esta etapa perdió parcialmente la audición debido al estruendo de las bombas mientras filmaba en Europa, hecho que no le impidió seguir dirigiendo.
El gran triunfo: “Los mejores años de nuestra vida” (1946)
Al volver de la guerra, Wyler dirigió la que muchos consideran su obra maestra: The Best Years of Our Lives, un drama sobre tres veteranos que regresan del frente. La película ganó 7 Premios Óscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor de Reparto para Harold Russell, un veterano real con discapacidades.
La cinta fue pionera en abordar temas como el estrés postraumático, la discapacidad y la reintegración social, todo ello con una sensibilidad aún vigente.
Los años 50: Ambición y esplendor épico
Durante esta década, Wyler demostró una notable capacidad de adaptación a los cambios del cine, dirigiendo tanto dramas íntimos como superproducciones.
Obras destacadas:
- La heredera (The Heiress, 1949) – Olivia de Havilland ganó el Óscar
- Vacaciones en Roma (Roman Holiday, 1953) – Introdujo a Audrey Hepburn al estrellato
- Horizontes de grandeza (The Big Country, 1958) – Western con Gregory Peck
Pero su mayor hito llegó con Ben-Hur (1959), una de las mayores epopeyas de la historia del cine.
“Ben-Hur” (1959): El coloso de Hollywood

Protagonizada por Charlton Heston, Ben-Hur fue una superproducción de Metro-Goldwyn-Mayer que marcó época por su escala, efectos prácticos y dirección impecable. Ganó 11 Premios Óscar, un récord absoluto en su tiempo (igualado después por Titanic y El Señor de los Anillos: El retorno del rey).
Wyler logró una proeza técnica y narrativa, dirigiendo escenas como la carrera de cuadrigas sin recurrir a dobles de acción en muchas secuencias. Pese a que él mismo no era religioso, trató los temas bíblicos con respeto, inteligencia y sentido épico.
Últimos trabajos y legado
A lo largo de los años 60, Wyler dirigió menos pero mantuvo su nivel de excelencia.
Últimas películas destacadas:
- La calumnia (The Children’s Hour, 1961) – Adelantada a su tiempo por abordar la homosexualidad femenina
- Cómo robar un millón (How to Steal a Million, 1966) – Comedia elegante con Audrey Hepburn y Peter O’Toole
- Funny Girl (1968) – Musical con Barbra Streisand, quien ganó el Óscar a Mejor Actriz
Su última película fue The Liberation of L.B. Jones (1970), un drama sobre el racismo en el sur de Estados Unidos.
Estilo y contribuciones al cine
Wyler era famoso por hacer múltiples tomas (a veces más de 40) para perfeccionar cada escena. Esta obsesión por el detalle dio lugar a actuaciones memorables y composiciones visuales refinadas.
Fue pionero en:
- El uso del plano profundo (con Gregg Toland, también colaborador de Orson Welles)
- La dirección actoral (dirigió a 14 actores a nominaciones al Óscar)
- La fusión entre el cine clásico de estudio y preocupaciones realistas/sociales
Premios y reconocimientos
- 3 Premios Óscar al Mejor Director (Mrs. Miniver, The Best Years of Our Lives, Ben-Hur)
- 12 nominaciones al Óscar como Director – Récord histórico
- Irving G. Thalberg Memorial Award (1966)
- Presidió el jurado del Festival de Cannes (1971)
- Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood
- Reconocido por el American Film Institute como uno de los pilares del cine estadounidense
Influencia y legado
Directores como Steven Spielberg, Martin Scorsese o Christopher Nolan han reconocido la influencia de Wyler, especialmente por su capacidad de narrar historias humanas con un enfoque visual poderoso.
William Wyler fue, ante todo, un contador de historias. Supo adaptarse a los cambios de la industria, trabajar en diversos géneros y dejar una filmografía impecable y profundamente humana.

Filmografía esencial
Año | Película | Premios Óscar |
---|---|---|
1939 | Cumbres Borrascosas | Nominación a Mejor Director |
1942 | La loba | Nominación a Mejor Dirección |
1946 | The Best Years of Our Lives | Ganó Mejor Película y Director |
1953 | Roman Holiday | 3 Óscar (incluyendo Mejor Actriz) |
1959 | Ben-Hur | 11 Premios Óscar |
1968 | Funny Girl | Óscar para Streisand |
Conclusión
William Wyler representa lo mejor del Hollywood clásico: ambición artística, dominio técnico, humanidad en la narrativa y una impresionante consistencia. Su cine sigue siendo estudiado y admirado por su profundidad emocional, rigor formal y perdurable belleza.
En palabras de Bette Davis:
«Era el mejor director con el que podías trabajar… si sobrevivías.»

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