VENCEDORES Y VENCIDOS (1961)

UNA LECCIÓN NECESARIA…

Por Pepe Gutierrez Alvarez

Eso fue en su momento “Judgment at Nuremberg» (Stanley Kramer, USA, 1961) aquí mal titulada como ”Vencedores y vencidos” con guión de abby Mann, música de Ernst Gold…

Una de las más películas temáticamente más importante de la historia del cine. Resultó un auténtico “shock” para una generación a la que se le habían escamoteado los horrores sin límites del nazi-fascismo…Esta joya de más de tres horas de duración (tan absorbentes y entretenidas que se pasan en un suspiro) que narra el viaje de un juez del estado de Maine (Spencer Tracy) a Nuremberg para presidir el tribunal que ha de juzgar por crímenes de guerra a algunos de los juristas más importantes de la Alemania de Weimar, después asimilados y comprometidos con la barbarie nazi.

Además de Tracy, la película cuenta con un reparto excepcional formado, entre otros, por Burt Lancaster, Richard Widmark, Marlene Dietrich, Maximilian Schell, Judy Garland, Montgomery Clift, Werner Klemperer o William Shatner, y entre sus sorpresas contiene imágenes de algunas de las películas auténticas que cineastas de Hollywood como Billy Wilder filmaron de la liberación de los campos de exterminio en 1945.

Vencedores y Vencidos 1961 — Richard Widmark, Spencer Tracy, Montgomery Clift y Burt Lancaster en «Vencedores y Vencidos» (1961)

La película analiza la cuestión de la culpa colectiva, y también las relaciones entre los conceptos de derecho y justicia, y cuenta con momentos absolutamente brillantes. Hitler no cayó del cielo. Fue exaltado por Churchill en 1938, los hombres de negocio de todo el mundo lo aplaudieron, Stalin-Laval-Chamberlain pactaron con él…se le concedió el Oscar al brillante Maximilian Schell, pero no por su actuación sino como compensación a la opinión pública alemana ya que la película aboga abiertamente por mantener viva la memoria del horror y por castigar a sus responsables. Schell pone voz al personaje que proclama que Hitler no cayó del cielo. Fue exaltado por Churchill en 1938, los hombres de negocio de todo el mundo lo aplaudieron y la URSS (como Laval-Chamberlain) pactó con él…Se podría hablar también de la indiferencia y de los silencios de las democracias ante los refugiados judíos.

El film corresponde a una época en la Hollywood mostró un interés singular por el cine de juicios; en algo menos de un decenio se produjeron los mejores títulos sobre esta temática, un género que tanto ha degenerado posteriormente en el cliché de lo fácil y lo previsible de resultas de su mezcla con el drama y el melodrama.

En aquellos años, no obstante, alcanzó un apogeo que respondía directamente al clima político vivido entonces en los Estados Unidos. Una potencia emergente convertida en potencia económica y militar con la hegemonía de lo que Eisenhower «complejo militar-industrial».

Igualmente no resulta extraño que otro de los géneros más estimados por Hollywood en ese momento fuera el peplum, “colosales” ambientados en la Roma antigua, casi siempre situadas en un periodo histórico muy concreto (y muy elocuente), el que comprende el final de la República romana y el nacimiento del Imperio, al tiempo que se restablecía el sentimiento de “pueblo elegido”, descaradamente subrayado por Cecil b. de Mille en su deslumbrante e interesada versión del Éxodo.

Artículo escrito y cedido por Pepe Gutierrez Alvarez

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