EL SILENCIO (1963) | Las Leyendas del Cine

EL SILENCIO

Por Gerardo Cremer

Enlace para ver la película en español http://ok.ru/video/2470568200847

«El silencio» es la película N°25 en la filmografía de Ingmar Bergman y constituye el cierre de su trilogía sobre el silencio de Dios, junto con «Como en un espejo» y «Los comulgantes».

Estamos ante una película asfixiante, claustrofóbica, simbólica, abstracta, que debe verse como un ensayo, donde los personajes son apartados de su entorno para obligarles a convivir sin disimulos con sus odios y su repulsión mutua. El simbolismo del contexto (el extraño país donde llegan las dos hermanas en un periodo bélico) se aproxima a trabajos similares en literatura, como el relato de Sigfrid Siwertz, que inspira el guion de Bergman.

Un simbolismo que, hoy en día, se aproxima al cine de Antonioni, especialmente a «El eclipse» y a el «Desierto rojo«, aunque esta ultima se rodase un año después. La ciudad a la que llegan las dos hermanas, Anna (Gunnel Lindblom) y Ester (Ingrid Thulin) ahonda la distancia, la extrañeza, la incomunicación, la violencia silenciada y el deseo reprimido, del ser humano respecto a su entorno social. Si en «Desierto rojo» los personajes se difuminaban en el paisaje de la niebla, en «El silencio» el mundo al que se enfrentan es en sí una incógnita que solo transmite ideas que residen el el subconsciente.

Así, ante la mirada silenciosa, interrogante, del hijo de Ana, las dos hermanas actúan como una obra de Strindberg, sin disimular sus odios ni sus celos. Mientras Ester, gravemente enferma, se refugia en la bebida, el tabaco y la masturbación, Ana busca en las calles de la ciudad la oportunidad de tener sexo: placer que finalmente encuentra con un camarero (Birger Malmsten). «El silencio» recuerda, en su soledad y en su incapacidad de comunicación, al film «La sed» un ejercicio strindbergiano del Bergman de sus primeras películas.

Ana y Ester al llegar a la ciudad se instalan en un hotel que, claramente, inspiró a Kubrick en «El resplandor«. Personajes extraños, como un asistente anciano que no habla o una troupé de enanos españoles, desfilan por sus pasillos, aunque realmente todo se debata en el interior de la habitación donde las hermanas apenas hablan y cuando lo hacen se lanzan dardos envenenados deseando el sufrimiento y la muerte ajena.

Artículo escrito y cedido por Gerardo Cremer https://www.instagram.com/cine_gerardcremer

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