Paul Newman Biografía: El Hombre Detrás de la Leyenda

Paul Newman: La vida de un icono del cine y la filantropía

Paul Newman fue más que una estrella de Hollywood; fue un actor carismático, un apasionado filántropo y un hombre con una vida fascinante llena de anécdotas memorables. Su legado en la industria del cine y en el ámbito de la beneficencia sigue vivo, marcando a generaciones de admiradores. A continuación, exploramos su vida, desde sus primeros días hasta su impresionante carrera cinematográfica y sus iniciativas humanitarias.

Infancia y juventud

Paul Leonard Newman nació el 26 de enero de 1925 en Shaker Heights, Ohio. Su padre, Arthur Newman, era dueño de una tienda de artículos deportivos, y su madre, Theresa, tenía raíces húngaras y era una amante de las artes. Desde joven, Newman mostró interés por la actuación, aunque en su adolescencia también destacó en los deportes, especialmente en el fútbol americano.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Newman sirvió en la Marina de los Estados Unidos como operador de radio en aviones torpederos. En un curioso giro del destino, un error burocrático le impidió convertirse en piloto de combate: su daltonismo le impidió ser seleccionado. Años más tarde, Newman bromeaba diciendo que aquel rechazo probablemente le salvó la vida.

Tras la guerra, estudió en la Universidad de Kenyon, donde continuó explorando su pasión por el teatro. Posteriormente, ingresó en la Escuela de Drama de Yale y más tarde en el legendario Actors Studio de Nueva York, donde perfeccionó su técnica bajo la tutela de Lee Strasberg.

El salto al estrellato

Newman inició su carrera en el teatro y en la televisión antes de conseguir su primer papel importante en el cine con El cáliz de plata (1954). Sin embargo, la película fue un fracaso y el propio Newman la calificó como «la peor película de la década». En una ocasión, incluso envió cartas de disculpa a los críticos por su actuación.

A pesar de este traspié, no tardó en consolidarse como un actor de renombre. En 1956, protagonizó Marcado por el odio, donde interpretó al legendario boxeador Rocky Graziano, lo que le valió el reconocimiento de la crítica y del público. A partir de ahí, su carrera despegó con películas icónicas como El largo y cálido verano (1958), Gata sobre el tejado de zinc (1958) y El buscavidas (1961), donde demostró su versatilidad y carisma en pantalla.

Anecdotas memorables de su carrera

Una de las anécdotas más famosas de Paul Newman ocurrió durante el rodaje de Dos hombres y un destino (1969), donde compartió pantalla con Robert Redford. Para la icónica escena en la que ambos huyen en bicicleta, el director George Roy Hill quería que Newman realizara el truco de montar la bicicleta de forma acrobática. Sin embargo, en lugar de un doble de acción, Newman decidió practicarlo él mismo y terminó cayéndose repetidamente, entre las risas del equipo de producción.

Otra historia fascinante ocurrió en el rodaje de El golpe (1973). Durante un descanso, Newman y Redford se enfrascaron en un juego de ping-pong. La competencia entre ambos era legendaria y, según testigos, pasaron horas intentando superarse el uno al otro en una batalla épica de ping-pong, que terminó con Newman victorioso y celebrando como si hubiera ganado un Oscar.

Un Oscar esperado y una trayectoria inigualable

A pesar de haber sido nominado en múltiples ocasiones, Paul Newman tuvo que esperar hasta 1987 para ganar un Oscar al Mejor Actor por El color del dinero, secuela de El buscavidas, dirigida por Martin Scorsese. Curiosamente, el año anterior había recibido un Oscar honorífico, lo que hizo que al ganar el premio regular bromeara sobre lo irónico de la situación.

Newman no solo dejó huella en el cine con su presencia magnética y su talento, sino también con su trabajo detrás de cámaras. Dirigió varias películas, incluida Rachel, Rachel (1968), protagonizada por su esposa, Joanne Woodward, con quien estuvo casado durante más de 50 años, un hecho inusual en Hollywood.

Paul Newman, el filántropo y empresario

Más allá de la actuación, Newman fue un filántropo comprometido. En 1982, fundó Newman’s Own, una compañía de alimentos cuyos ingresos netos se destinan a la caridad. Lo que comenzó con la venta de aderezos para ensaladas se convirtió en una empresa millonaria que ha donado más de 500 millones de dólares a diversas causas benéficas.

Además, fundó Hole in the Wall Gang Camp, un campamento para niños con enfermedades graves, brindándoles la oportunidad de disfrutar de experiencias al aire libre sin costo alguno. Su filosofía de vida siempre estuvo marcada por el deseo de ayudar a los demás, lo que lo convirtió en una figura aún más admirada.

El legado de Paul Newman

Paul Newman falleció el 26 de septiembre de 2008 a los 83 años, dejando un legado imborrable en el cine y en la filantropía. Su carisma, talento y compromiso con las causas sociales lo convirtieron en un ícono que sigue inspirando a generaciones.

Desde su inconfundible mirada azul hasta su sentido del humor y su humildad, Paul Newman fue más que una estrella de Hollywood; fue un ser humano excepcional cuya influencia trasciende la pantalla grande. Como él mismo dijo en una ocasión: “No quiero dejar un legado de fama, quiero dejar un legado de hacer el bien”. Y sin duda, lo logró.

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