De “Con faldas y a lo loco” a “El apartamento”, la historia completa del actor que mejor representó al hombre común en la gran pantalla
Introducción
Jack Lemmon (1925-2001) fue uno de los intérpretes más versátiles y queridos del cine clásico. Maestro tanto de la comedia como del drama, su carrera abarcó más de cinco décadas y dejó una huella imborrable en Hollywood. Lemmon supo representar al hombre corriente atrapado en situaciones extraordinarias, convirtiéndose en un referente del cine humano, elegante y honesto.

Primeros años y formación
John Uhler Lemmon III nació el 8 de febrero de 1925 en Newton, Massachusetts. Hijo único de una familia acomodada, cursó estudios en la Phillips Academy y posteriormente en la Universidad de Harvard, donde ya despuntó su talento artístico como actor y pianista.
Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como oficial en la Marina de los Estados Unidos. Tras licenciarse, decidió dedicarse por completo a la actuación, iniciándose en el teatro y la televisión antes de dar el salto al cine.
Los comienzos en Hollywood (1949-1958)
Jack Lemmon debutó en la gran pantalla a finales de los años cuarenta y logró su primer papel importante en “La rubia fenómeno” (1954), junto a Judy Holliday. Su naturalidad y encanto lo convirtieron rápidamente en un rostro familiar para el público.
El éxito llegó un año después con “Escala en Hawái” (Mister Roberts, 1955), donde interpretó al alférez Pulver. Esta actuación le valió el Óscar al Mejor Actor de Reparto, marcando el inicio de una carrera imparable. Desde entonces, Lemmon se especializó en personajes nerviosos, entrañables y ligeramente torpes, pero siempre profundamente humanos.
El salto a la fama y las obras maestras (1959-1969)
A finales de los años cincuenta comenzó su fructífera colaboración con el director Billy Wilder, una de las más exitosas de la historia del cine.
- “Con faldas y a lo loco” (Some Like It Hot, 1959) le dio fama internacional. Su papel como Jerry/Daphne, junto a Tony Curtis y Marilyn Monroe, le valió una nominación al Óscar.
- “El apartamento” (The Apartment, 1960) lo consagró definitivamente. Su interpretación de C.C. Baxter, un empleado solitario que presta su piso a sus jefes para sus citas amorosas, es considerada una de las mejores de su carrera.
- “Días de vino y rosas” (Days of Wine and Roses, 1962) mostró su versatilidad dramática en una historia sobre el alcoholismo.
- “Irma la dulce” (Irma la Douce, 1963) volvió a reunirlo con Wilder y Shirley MacLaine en una comedia romántica con tono pícaro.
- “La carrera del siglo” (The Great Race, 1965) consolidó su popularidad internacional.
- “La extraña pareja” (The Odd Couple, 1968) marcó el inicio de su legendaria colaboración con Walter Matthau.
Durante esta década, Lemmon demostró ser más que un actor cómico: era un intérprete completo, con un equilibrio perfecto entre humor, melancolía y ternura.
Madurez artística y reconocimiento (1970-1989)
Los años setenta trajeron consigo una etapa más introspectiva y premiada. En “Salvad al tigre” (Save the Tiger, 1973), Lemmon interpretó a un empresario en crisis moral, un papel que le otorgó el Óscar al Mejor Actor.
Siguieron títulos destacados como “Primera plana” (The Front Page, 1974), nuevamente junto a Matthau y Wilder, y “El síndrome de China” (The China Syndrome, 1979), donde ofreció un poderoso retrato de un ingeniero nuclear envuelto en una trama de suspense político.
En los ochenta continuó demostrando su solidez con papeles en “Desaparecido” (Missing, 1982), donde interpretó a un padre que busca a su hijo durante la dictadura chilena, recibiendo otra nominación al Óscar. Esta etapa lo confirmó como un actor comprometido y de enorme sensibilidad social.
Últimos años y legado (1990-2001)
En los noventa, Lemmon vivió una segunda juventud cinematográfica gracias a comedias entrañables como “Dos viejos gruñones” (Grumpy Old Men, 1993) y su secuela, “Dos viejos gruñones 2” (Grumpier Old Men, 1995), ambas junto a su inseparable amigo Walter Matthau. También protagonizó “La extraña pareja II” (The Odd Couple II, 1998), cerrando con humor una de las duplas más queridas del cine.
Su último gran reconocimiento llegó con la película para televisión “Los martes con Morrie” (Tuesdays with Morrie, 1999), por la que ganó un premio Emmy.
Jack Lemmon falleció el 27 de junio de 2001 en Los Ángeles, dejando tras de sí una filmografía ejemplar y una reputación intachable.

Premios y reconocimientos
- 2 Premios Óscar:
- Mejor Actor de Reparto por Escala en Hawái (1955).
- Mejor Actor por Salvad al tigre (1973).
- 8 nominaciones adicionales al Óscar.
- 2 Premios Emmy, 2 Globos de Oro, y el Premio del American Film Institute (AFI) a toda una carrera (1988).
- Recibió también el Kennedy Center Honor en 1996 por su contribución al arte y la cultura estadounidense.
Colaboraciones icónicas
Con Billy Wilder
La dupla Lemmon-Wilder produjo algunas de las mejores películas de la historia del cine: Con faldas y a lo loco, El apartamento, Irma la dulce, Avanti! y Primera plana. Wilder dijo de él:
“Jack Lemmon es un actor tan bueno que podría interpretar a Polonio y hacerlo parecer el protagonista.”
Con Walter Matthau
Su amistad y química profesional dieron vida a una de las parejas más entrañables del séptimo arte. Desde La extraña pareja hasta Dos viejos gruñones, Lemmon y Matthau encarnaron con maestría la comedia del contraste: el maniático frente al desaliñado, el neurótico frente al despreocupado.

Filmografía esencial
- La rubia fenómeno (1954)
- Escala en Hawái (1955)
- Con faldas y a lo loco (1959)
- El apartamento (1960)
- Días de vino y rosas (1962)
- Irma la dulce (1963)
- La carrera del siglo (1965)
- La extraña pareja (1968)
- Salvad al tigre (1973)
- Primera plana (1974)
- El síndrome de China (1979)
- Desaparecido (1982)
- Dos viejos gruñones (1993)
- La extraña pareja II (1998)
Conclusión
Jack Lemmon fue mucho más que un actor de comedia: fue un espejo del alma humana. Capaz de hacernos reír y llorar en la misma escena, su legado sigue vivo en cada nueva generación de cinéfilos.
Su carrera, llena de honestidad, sensibilidad y talento, lo convirtió en el “caballero del cine clásico”, un artista que supo ser, ante todo, profundamente humano.
«El fracaso rara vez te detiene. Lo que te detiene es el miedo al fracaso.»
Jack Lemmon

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