Peter O’Toole (1932-2013)

Peter O'Toole

«Peter O’Toole: El actor que conquistó Hollywood sin necesidad de un Óscar»

Introducción

Peter O’Toole fue uno de los grandes intérpretes de la historia del cine, una figura cuya presencia magnética en pantalla y talento desbordante lo convirtieron en leyenda. Recordado sobre todo por su icónica interpretación de T. E. Lawrence en Lawrence de Arabia (1962), O’Toole dejó una carrera marcada por su versatilidad, intensidad y carisma. A lo largo de seis décadas trabajó con los directores más influyentes y se consolidó como un actor capaz de pasar del drama más solemne a la comedia más ácida.

Más allá de su trayectoria profesional, O’Toole fue también una personalidad excéntrica, un hombre de excesos y pasiones que vivió intensamente tanto dentro como fuera de los platós. Su legado combina genialidad artística, un inconfundible estilo interpretativo y una vida personal repleta de anécdotas, que contribuyeron a forjar la imagen de uno de los últimos grandes “monstruos sagrados” del cine clásico.

Peter O'Toole

Biografía

Peter Seamus O’Toole nació el 2 de agosto de 1932 en Connemara, Irlanda, aunque creció en Leeds, Inglaterra. Hijo de un corredor de apuestas y de una enfermera escocesa, desde joven mostró inclinación por la literatura y el teatro. Tras trabajar como aprendiz de periodista y cumplir con el servicio militar en la Marina Real, decidió dedicarse de lleno a la actuación.

Ingresó en la Real Academia de Arte Dramático (RADA) de Londres en 1952, donde compartió aulas con futuros grandes como Albert Finney, Richard Harris y Alan Bates. Su talento lo llevó a integrarse en la prestigiosa compañía de teatro de Bristol y posteriormente a actuar en el Old Vic, donde comenzó a ser reconocido por su presencia escénica.


El salto al cine y la fama internacional

El gran punto de inflexión en la carrera de O’Toole llegó en 1962 cuando fue elegido por David Lean para interpretar al oficial británico T. E. Lawrence en Lawrence de Arabia. Su actuación, cargada de intensidad y misterio, lo catapultó al estrellato mundial y le valió su primera nominación al Óscar. El filme se convirtió en un clásico del cine épico y marcó la carrera de O’Toole para siempre.

Tras ese éxito, O’Toole se consolidó en Hollywood y en el cine europeo como uno de los actores más solicitados. Participó en producciones de gran prestigio como:

  • Becket (1964), junto a Richard Burton.
  • Lord Jim (1965), basada en la novela de Joseph Conrad.
  • La noche de los generales (1967).
  • El león en invierno (1968), en la que dio vida al rey Enrique II de Inglaterra frente a Katharine Hepburn.
  • Goodbye, Mr. Chips (1969), musical que le valió otra nominación al Óscar.

En los años 70 y 80, alternó entre proyectos ambiciosos y filmes más discretos, pero siempre mantuvo su estilo apasionado. Destacan La clase dirigente (1972), Calígula (1979), Mi año favorito (1982) —donde interpretó a un actor alcohólico inspirado en Errol Flynn—, y El hombre de La Mancha (1972), adaptación del célebre musical.


Estilo interpretativo

Peter O’Toole era un actor de método propio, menos disciplinado que otros contemporáneos, pero dotado de una intensidad magnética. Su voz grave, su mirada penetrante y su porte aristocrático le permitían dominar la pantalla con naturalidad. A menudo interpretaba personajes complejos, atormentados o moralmente ambiguos, y dotaba a cada rol de una mezcla única de vulnerabilidad y fuerza.

Su capacidad para pasar del drama shakesperiano a la comedia satírica lo convirtió en un intérprete versátil, aunque muchas veces la crítica lo asoció más con papeles de reyes, soldados, nobles y figuras históricas.


Vida personal y excesos

O’Toole fue tan conocido por su talento como por su vida bohemia y sus excesos. Gran amante del whisky y la cerveza, se convirtió en un personaje habitual de la prensa por sus juergas junto a amigos como Richard Burton, Richard Harris y Oliver Reed. Su carácter impredecible y su ingenio rápido lo convirtieron en un invitado memorable en entrevistas televisivas y fiestas.

En cuanto a su vida sentimental, estuvo casado con la actriz Sian Phillips, con quien tuvo dos hijas, y posteriormente mantuvo una relación con la modelo Karen Brown, madre de su hijo Lorcan.

En los años 70, su salud se resintió gravemente por el abuso de alcohol, llegando a someterse a varias operaciones. Pese a ello, continuó trabajando y, con el tiempo, logró moderar sus excesos.


Anécdotas y curiosidades

  • Fue nominado ocho veces al Óscar como mejor actor, pero nunca lo ganó en competencia, lo que lo convirtió en récord histórico. Finalmente recibió un Óscar honorífico en 2003 por su trayectoria.
  • Cuando la Academia le comunicó el premio honorífico, O’Toole dudó en aceptarlo, alegando que aún esperaba “ganar uno por mérito propio”. Finalmente lo recibió con gran ovación.
  • Durante el rodaje de Lawrence de Arabia, sufrió varios accidentes en el desierto, incluyendo una caída de camello que casi lo deja fuera del proyecto.
  • Tenía fama de olvidar sus líneas en el teatro y prefería improvisar, lo que desesperaba a directores y fascinaba al público.
  • Fue gran aficionado al rugby y la literatura, y escribió dos volúmenes de memorias: Lo mejor de los malos tiempos y Lo peor de los buenos tiempos.

Premios y reconocimientos

  • Óscar honorífico en 2003.
  • 8 nominaciones al Óscar por filmes como Lawrence de Arabia, Becket, El león en invierno, Goodbye, Mr. Chips, La clase dirigente, La stangata real, El último emperador y Mi año favorito.
  • Ganador de cuatro Globos de Oro.
  • Ganador de un Premio BAFTA por Lawrence de Arabia.
  • Dos veces ganador del Premio Emmy por su trabajo en televisión.
  • Reconocido en el American Film Institute como uno de los grandes actores de todos los tiempos.

Últimos años y legado

A pesar de sus problemas de salud, O’Toole continuó trabajando hasta el final de su vida. En la década de 2000 destacó su papel en Troy (2004), interpretando al rey Príamo, y su aclamada actuación en Venus (2006), que le valió su última nominación al Óscar.

En 2012 anunció su retirada definitiva del cine, declarando que su entusiasmo por la actuación había disminuido. Peter O’Toole falleció el 14 de diciembre de 2013 en Londres, a los 81 años, dejando tras de sí una filmografía imponente y un legado inmortal.

Peter O'Toole

Conclusión

Peter O’Toole fue un actor irrepetible, dueño de un talento visceral y un carisma que lo convirtieron en mito viviente del cine. Su figura encarna la grandeza del intérprete clásico, capaz de dejar huella con cada papel, desde el joven Lawrence hasta el anciano Príamo.

Un motivo para recordarlo

Porque pocas veces un actor ha sido capaz de unir genialidad, magnetismo y vulnerabilidad de una forma tan única: ver a Peter O’Toole en pantalla es asistir a la verdadera esencia del arte interpretativo.


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