«Amor, alcohol y tragedia: la cruda verdad de Días de vino y rosas«
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Introducción
Días de Vino y Rosas (Days of Wine and Roses) es un drama estadounidense dirigido por Blake Edwards y estrenado en 1962. Protagonizada por Jack Lemmon y Lee Remick, la película se convirtió en un retrato profundo y realista de la lucha contra el alcoholismo en el contexto de la sociedad norteamericana de mediados del siglo XX. Lejos de ser un melodrama común, se distingue por su crudeza emocional y su valentía al abordar un tema que hasta entonces se trataba de forma superficial en el cine.
El film está basado en un telefilm de 1958 escrito por J. P. Miller, quien también adaptó el guion para esta versión cinematográfica. Su impacto fue inmediato: tanto la crítica como el público reconocieron la fuerza de las interpretaciones y la honestidad del relato, que se convirtió en una referencia obligada en las películas sobre adicciones.

Datos técnicos
- Título original: Days of Wine and Roses
- Título en español: Días de Vino y Rosas
- Año de estreno: 1962
- Director: Blake Edwards
- Guion: J. P. Miller (basado en su telefilm)
- Música: Henry Mancini
- Canción principal: «Days of Wine and Roses» (letra de Johnny Mercer)
- Fotografía: Philip H. Lathrop
- Duración: 117 minutos
- País: Estados Unidos
- Género: Drama
- Reparto principal:
- Jack Lemmon como Joe Clay
- Lee Remick como Kirsten Arnesen Clay
- Charles Bickford como Ellis Arnesen
- Jack Klugman como Jim Hungerford
- Fecha de estreno: 26 de diciembre de 1962 en Estados Unidos
Trama
Joe Clay es un joven y ambicioso ejecutivo de relaciones públicas que conoce a Kirsten, una mujer dulce y sensible con la que inicia un romance que pronto se convierte en matrimonio. Al principio, la vida de ambos parece encaminada al éxito y la estabilidad, pero el consumo social de alcohol pronto se transforma en una dependencia peligrosa.
La pareja se hunde progresivamente en una espiral de alcoholismo que arruina su vida personal y profesional. Mientras Joe lucha por redimirse y rehabilitarse, Kirsten no logra abandonar la adicción. La historia muestra con crudeza la dificultad de escapar de la dependencia, así como las consecuencias destructivas que esta conlleva en la familia y las relaciones humanas.
Producción y rodaje
La película fue producida por Martin Manulis para Warner Bros. Blake Edwards, conocido en ese momento por sus comedias, sorprendió al público y la crítica con un tono mucho más oscuro y dramático. El rodaje se llevó a cabo principalmente en locaciones de San Francisco y en estudios de Warner Bros. en Burbank.
Jack Lemmon, que ya había destacado en papeles cómicos, asumió uno de los desafíos más grandes de su carrera interpretando un personaje trágico y atormentado. Lee Remick, por su parte, ofreció una de las actuaciones más memorables de su trayectoria, consolidándose como una actriz dramática de gran talento.
Anécdotas y curiosidades
- Jack Lemmon consideró a Días de Vino y Rosas como una de las interpretaciones más importantes de su carrera.
- Blake Edwards, director del film, confesó años después que la historia le impactó personalmente, ya que él mismo luchó contra el alcoholismo.
- La icónica canción compuesta por Henry Mancini y Johnny Mercer ganó gran popularidad y fue interpretada por numerosos artistas.
- El film ayudó a abrir el debate sobre la representación de la adicción en el cine, siendo una de las primeras películas en mostrar de manera tan realista el deterioro físico y emocional causado por el alcohol.
Premios y reconocimientos
- Óscar 1963: Mejor canción original («Days of Wine and Roses» – Henry Mancini y Johnny Mercer).
- Nominaciones al Óscar: Mejor actor (Jack Lemmon), mejor actriz (Lee Remick), mejor dirección artística, mejor vestuario, mejor fotografía en blanco y negro.
- Globos de Oro: Nominaciones a Mejor actor y actriz en drama.
- La canción principal se convirtió en un clásico, ganando además un Grammy para Henry Mancini.

Conclusión
Días de Vino y Rosas es mucho más que una historia de amor truncada: es un retrato desgarrador de la fragilidad humana frente a la adicción. Su honestidad, las potentes actuaciones y la dirección sobria de Blake Edwards la convierten en una obra atemporal que sigue conmoviendo a nuevas generaciones de espectadores.
Motivo para verla
Hay que ver esta película porque combina un drama humano profundamente emotivo con interpretaciones magistrales, y porque es uno de los retratos más sinceros y conmovedores del alcoholismo en la historia del cine.

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