SIETE DIAS DE MAYO (1964)

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SIETE DIAS DE MAYO

-Golpe de Estado-

A propósito de las elecciones en EEUU, anoche la revisé en FILMIN, después de mucho tiempo que casi no la recordaba y me ha gustado mucho. Durante los años 60, y en plena Guerra Fría, cada gesto de acercamiento era una muestra de fragilidad para quienes querían alimentar el autoritarismo como opición política.

Esta gran película nos enseña qué estrecha es la línea que separa la democracia y la libertad del dogamatismo y lo alargada que puede ser la sombra del fascismo. La amenza se cierne sobre los cimientos del sistema y el bien más preciado de los norteamericanos: su Constitución de 1776.

«Siete días de Mayo» (Seven Days in May), filmada en 1964 por John Frankenheimer, es un magistral thriller político cargado de tensión con un elenco descomunal de grandes actores, tanto principales como secundarios. Los diálogos son brillantes y acertados, describiendo los peligros que acechan a las democracias por tipos iluminados y ególatras, dispuestos a tomar el poder por la fuerza, con el prosáico pretexto de salvar al País del apocalipsis.

Sin presentarse a las urnas, pero asaltando el poder a medianoche mientras el pueblo duerme, como bien argumenta el presidente democrático al sedicioso traidor a la Constitución. El Presidente dispone sólo de siete días para encontrar pruebas que le permitan abortar el golpe, exigiendo la dimisión de los golpistas.

La trama es una intriga política cercana a la distopía (la novela sitúa la acción doce años después de su publicación en 1962 y describe una cúpula gubernamental totalmente ficticia) en la que un tratado de desarme con el que el presidente estadounidense pretende poner fin a la Guerra Fría divide a la población hasta tal extremo que una facción militar estima necesario un golpe de Estado para no ser engañados por los Soviets, parece escrita a la medida del director, y no sólo por sus cualidades como cineasta, sino porque conocía de primera mano el protocolo y la ética militares (llegó a teniente en las Fuerzas Aéreas durante la Guerra de Corea).

Un guión excelente con sus piezas perfectamente ensambladas, de Rod Serling (creador de la serie «La dimensión desconocida«, y basado en la novela de Fletcher Knebel y Charles Waldo Bailey II, donde destaca la escena en que el presidente (Frederic March) tras ser informado por un coronel que defiende la legalidad (Kirk Douglas), le pide la dimisión al general Scott (Burt Lancaster) en el despacho oval, es de una tensión dramática que se puede cortar con un cuchillo.

Edmond O´Brien como senador, Martin Balsam como fiel ayudante del presidente y el toque femenino de la bella Ava Gadner como antigua amante del general sedicioso, cuyas cartas personales comprometen al militar. No puedo olvidar el excelente trabajo de Kirk Douglas, notable actor eficientísimo que sirve para todo género, y que aquí encarna la duda entre dos lealtades: la debida al superior militar (Scott), y la obligada a los principios constitucionales que ha jurado defender.

Texto extraído del grupo de Facebook, RESEÑAS CINÉFILAS https://www.facebook.com/groups/477752288611560 , publicando buena lectura para el mejor cine.


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Antonio Morales
Antonio Morales
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