EL CISNE NEGRO

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EL CISNE NEGRO (1942)

Dentro del cine de la piratería, pocas películas resultan tan sugerentes desde el punto de vista histórico y social como The Black Swan, libremente inspirada en la novela homónima (1932) de Rafael Sabatini, quien en esta ocasión tomó como referencia –también desde un enfoque no tan positivo como The Sea Hawk- a otro legendario pirata, Henry Morgan, concretamente al momento en el que antiguo “terror de los mares” era nombrado gobernador de Jamaica por el que obtuvo el título de Sir, gracias a sus servicios en la lucha contra sus antiguos camaradas que se habían dividido ante su opción por la respetabilidad en un mundo en el que los piratas no fueron –ni mucho menos- los más canallas y miserables.

Producida por Robert Bassler para la Fox, con guión de de Seton I. Miller que ya había “traicionado” a Sabatini en un libreto original, que a estancia del director conoció una nueva redacción en manos del magnífico y prolijo Ben Hecht.

En plena guerra mundial, The Black…fueun auténtico “lujo”. Un espectáculo visual subyugante en el que trabajó un equipo en el que destaca una extraordinaria escenografía de Richard Day y James Basevi; la exaltación del technicolor que hizo el cámara Leon Shamroy; la música de Alfred Newman. A hora de los Oscars, Shamroy ganó el suyo, en tanto que Newman obtuvo una nominación.

Fue dirigida por el longevo Henry King (1886-1882), cuya primera película databa de 1915. King fue uno de los cineastas más importantes de la Fox, responsable de algunos de los mayores éxitos de actores como Gregory Peck y Tyrone Power, con el que realizó entre otros muchos títulos, un clásico Jesse James (1939), en la que el famoso bandido sudista (y King también lo era, no hay más que ver el racismo subyacente de sus películas africanas) era presentado casi como una víctima de las leyes impuestas por los vencedores nordistas. No obstante, en El cisne negro, los piratas valen en la medida en que traicionan los suyos para servir a las leyes imperantes, lo que significaba también –como subraya Morgan- el progreso, una palabra que en 1943 tenía un mayor significado.

La trama está contextualizada en el siglo XVII, en el año 1681, cuando Morgan en vez de ser juzgado por sus fechorías, regresa a Jamaica como lugarteniente del gobernador…El hecho que adquiere sentido como el comienzo del fin de la edad dorada de la piratería. En una presentación antológica en la que casi en un mismo escenario se ofrece una introducción a todos los hilos de la historia.

Un hilo principal pasa por las relaciones que el atrevido pirata James Waring (Tyrone Power) y su mejor compañero, el beodo Tommy Blue (Thomas Mitchell, toda una institución alcohólica), se sitúan gustosamente a las órdenes de Morgan que, como sucede en tantos westerns, ha cambiado de barricada y se ha situado ahora al lado del poder.

Esto les obligará a enfrentarse irremisiblemente con el capitán Leech (el gran George Sanders, con barba pelirroja), y con su desconfiado lugarteniente Wogan (Anthony Quinn), ya que estos rechazan de plano la actuación de Morgan: no quieren servir a ningún rey, aunque la verdad es que King no les dedica mayor atención. Para Wang existe además un motivo añadido a sus p; éstos preferían proseguir sus correrías, ahora particularmente conflictivas para morgan porque Inglaterra y España habían firmado la paz y ya no existía por tanto el pretexto de la enemistad con este segundo país.

Hay un punto de esta película en el que la historia y el cine se dan la mano con una energía my especial en la que tiene mucho que ver la interpretación de Morgan que efectúa Laird Gregar (1913-1944), que entonces apenas tenía treinta años cuando el corsario tenía 56, con todo lo que eso significaba en el siglo XVI y en un medio como la piratería. Gregar fue un actor grande que logró un considerable prestigio en apenas cuatro años de trabajo. Especialmente célebres fueron sus colaboraciones en dos “thriller góticos” de John Brahm (Jack el Destripador, Concierto macabro), y por su actuación como su “excelencia” el Diablo en El diablo dijo no, de Lubitsch.

Tenía la capacidad de interpretar a la perfección personajes ambivalentes, capaces de mostrar la más exquisita cortesía detrás de la cual podía ocultarse una paranoia criminal, una capacidad que pudo desplegar en esta película que contó entre sus excelencias, un reparto de característicos de primera, entre ellos George Sanders como un pirata de barba roja, su oponente como representante de la piratería irreductible frente a los que, como Morgan, ponían sus propios intereses por encima de cualquier otra consideración…

 

Artículo escrito y cedido por Pepe Gutierrez Alvarez

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